«Probemos a hablar con palabras en desuso.
Como por ejemplo, “amor”.
O probemos a decir frases imposibles.
Como por ejemplo: “te quiero”.
O probemos a hablar de un modo distinto.
Como por ejemplo, mirando a los ojos.
Acercándonos sin invadir,
tomando las otras manos…
Arrimémonos lo suficiente como para notar
cercanías o perfumes,
la esencia que cada uno desprende,
los asustados miedos,
las ganas y los deseos,
o las necesidades…
Probemos a abrazar.
Mejor si no es sólo simbólicamente.
Probemos a acoger en el otro, con todo el cariño,
el niño o la niña asustado o asustada
que toooooooooodos llevamos dentro.
A descargarle, aunque sea un momento,
de la pesada carga de la vida
cuando la vida implica una pesada carga.
Que es casi siempre.
Probemos a entrar en los otros
a través del túnel luminoso de sus ojos,
con la tranquilidad, y la ilusión, y la confianza,
de que al fondo encontraremos la persona.[…]
Probemos a probar cosas nuevas
si es que ya no queremos hacer lo de siempre.
Si estamos hartos de hacer lo de siempre[…]
Probemos a escuchar a las personas,
a sentir un interés auténtico,
a ser generosos en el cuidado de los demás,
a ser totales en la entrega.[…]
Probemos a escuchar hasta que un cuadro nos hable,
a citarnos con un amigo de la infancia,
el placer de llorar sin un motivo trágico,
llorar por llorar,
añorar la infancia y llorar,
imaginar la caricia de un niño y llorar,
escuchar una música y llorar de asombro y de placer,
pensar en cuánto queremos a una persona y llorar.
Probemos a probar.
Probemos.»
F. DE SALES
Namastè
Fuente: Evolución Consciente
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